“Justicia”, “ni una más”

Marcelo Pérez Rodríguez (*)

“Todos y todas somos Emma Gabriela”

Lamentablemente en nuestra entidad hay tortuguismo en la aplicación de la justicia. No sólo las leyes son endebles en los casos de feminicidios y de corrupción, sino que para aplicar las sanciones y condenas pasan meses e incluso años.

Las agresiones y los crímenes hacia las mujeres se han multiplicado. A pesar de los mensajes de igualdad de género y de respeto mutuo entre hombres y mujeres, éstas sufren discriminaciones, malos tratos y acoso en las calles, hogares, oficinas, escuelas y demás centros laborales. Y, en un momento dado, de estas agresiones, principalmente en los hogares, se pasan a acciones más graves que atentan contra sus vidas.

Dos años han pasado del artero crimen de la señora Emma Gabriela Molina Canto, sin que la justicia se aplique con rigor y a todos los involucrados. Recientemente fue recordada en su aniversario luctuoso con una marcha en el corazón de nuestra ciudad y el calvario que vivió en su lucha por la custodia de sus hijos.

Emma no tuvo el apoyo de la justicia, incluso le dieron la espalda ante sus reclamos legítimos de mujer y madre. Es más, fue a la cárcel y luego ya tranquila después de su lucha por sus hijos fue cruelmente asesinada. Y esta muerte sacudió a la sociedad yucateca y agigantó la voz de las mujeres pidiendo justicia y la aplicación de las leyes.

Sin embargo, nuestra justicia es lenta y preferencial. Todavía comienza a ser delito grave el feminicidio. Por eso muchas mujeres que denunciaban agresiones o solicitaban protección les daban la espalda porque no era algo importante, se consideraban pleitos caseros, invenciones femeninas.

Pero las cifras de agresiones y feminicidios alarman en la entidad. En cuatro años, de 2014 a 2018, se dieron 28 feminicidios, de los cuales solamente 16 autores han recibido sentencia condenatoria, pero ninguno la pena máxima de 50 años.

Asimismo, las agresiones se multiplican en los hogares y las calles y no hay aplicación de la ley que castigue severamente.

Por eso algunas organizaciones de mujeres señalaron en el Día de la Mujer que no había nada que celebrar ese día porque no había avances notorios de las leyes y la justicia en la protección y apoyos para ellas. También en el recordatorio luctuoso de Emma Gabriela asociaciones de mujeres señalaron que los “tres poderes del estado han logrado poco para prevenir y castigar la violencia contra las mujeres yucatecas”.

Es más, ante el calvario familiar y judicial de Emma Gabriela por la falta de apoyos y protección de la justicia, después de la marcha los asistentes se convirtieron en Tribunal del Pueblo y declararon culpable de lo vivido a la jueza Sandra Bermejo Burgos.

Se recordará que los diputados no se preocupaban por legislar contra el feminicidio, las presiones de organizaciones de mujeres y de la misma sociedad propiciaron que se considere de gravedad el crimen contra las mujeres. Sin embargo, como señalan organizaciones civiles de nada vale la legislación si las leyes no se aplican con rigor y si no hay preocupación de las autoridades para prevenir y aplicar la justicia pronta y expedita.

Las mujeres agredidas deben pasar un calvario en los juzgados para que sean atendidas ante sus denuncias. Muchas veces son tratadas con indiferencia y con lentitud que prefieren irse y no denunciar. Es más, ya casi se les declara culpables por la agresión recibida o el acoso vivido.

Es importante y necesario que las autoridades implementen programas y proyectos para apoyar y proteger a las mujeres ante diversas agresiones y buscar también sensibilizar a la sociedad sobre el respeto y la igualdad de género.

No olvidemos que en el hogar se dan los cimientos para la formación, el desarrollo, los valores y la educación integral de los pequeños. Si desde los primeros años se educa a los niños a respetar a los demás, a valorar a la mujer y no verla como una persona débil y con la obligación de servirle a todos, y se comparten las responsabilidades del hogar sin distinción de género estaríamos formando a futuros jóvenes y adultos que verían a la mujer con respeto y sin minimizarla.

Es un trabajo de todos buscar caminos para que la mujer sea valorada, respetada y mirada como una persona valiosa que es capaz de transformar, desde sus trincheras, positivamente a la sociedad. Pero también las autoridades deben hacer lo suyo con la aplicación de las leyes y la justicia con prontitud y sin preferencias.

“Justicia”, “ni una más” es el grito de las mujeres que piden respeto, igualdad, apoyos, aplicación justa de las leyes y ser valoradas en una sociedad en donde el machismo todavía prevalece y en muchos lugares se siente protagónico.— Mérida, Yucatán.

marpero53@yahoo.com.mx

Profesor

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