Ayer lunes fue el Día Internacional de la Madre Tierra, una fecha creada como recordatorio de que el planeta y sus ecosistemas nos dan la vida y el sustento.

¿Se vale explorarlo? Por supuesto, pero con responsabilidad.

¿Cómo?
Es tu deber investigar que el touroperador que contrates cuente con los permisos necesarios para llevar a viajeros a zonas protegidas.
Que sus prácticas no impacten el entorno y que promuevan encuentros que beneficien a las comunidades locales, por ejemplo.

Celebra a la tierra, planeando un viaje responsable por alguno de los rincones de nuestro país.

Aquí te dejamos cuatro propuestas que van más allá de las playas:

1. Parque Nacional Sierra de Órganos Pertenece al Pueblo Mágico de Sombrerete, Zacatecas.
Aquí se levantan formaciones monumentales donde se han contado hasta dos mil tubos de riolita.
Cuando el viento sopla sobre estos colosos de 80 metros de altura, emite una especie de música para tus oídos. A la vista, se descubren figuras que solo tu imaginación recrea.
Desde 2010 es Patrimonio Cultural de la Humanidad y hace 19 años fue reconocido como Área Natural Protegida.
De su fauna, destaca el águila real que si sale a tu encuentro “es porque le da gusto saludarte”.
Informes en: www.zacatecastravel.com

2. Cenote Dos Ojos Aprovecha tu estadía en la Riviera Maya, visitando este escenario que forma parte de las 10 cavernas subterráneas más largas del mundo.
Se ubica al norte de Tulum y debe su nombre a la unión de dos cenotes. Uno de ellos es conocido como Cueva de los Murciélagos, ideal para la práctica de buceo y esnórquel.
Una vez en su interior, se pueden admirar las formaciones rocosas que embellecen su composición.
Antes de sumergirte en su cristalina agua, no uses bloqueador ni otro producto químico.
Se dice que debes pedir permiso antes de entrar a algún cenote, pues estas cavidades eran sagradas para los mayas.

3. Tamul Esta cascada es una de las maravillas que resguarda la Huasteca Potosina, ubicada en la zona norte del municipio de Aquismón.
Formada por el río Gallinas, es considerada la más colosal de la región con una caída de 105 metros de altura, que desemboca en el río Tampaón.
Para llegar a este paraíso, se utiliza una panga para remar corriente arriba desde el ejido La Morena.
Durante la navegación, disfrutarás del color turquesa del agua, cuya corriente te arrastra (si así lo deseas) al zambullirte con tu chaleco salvavidas.
En el ejido El Naranjo hay un mirador para apreciar su nacimiento y, si en verdad eres extremo, puedes descender a rappel a un costado del salto. www.visitasanluispotosi.com

4. Pantanos de Centla La Reserva de la Biósfera Pantanos de Centla abarca los municipios de Centla, Macuspana y Jonuta en el estado de Tabasco.
No hay otra área más grande de humedales en Norteamérica.
En su territorio habitan 68 especies de reptiles, así como 255 tipos de aves. Da protección especial al jaguar, ocelote, manatí, halcón peregrino, tortuga blanca y cigüeña jabirú, especies en riesgo.
Varias cooperativas locales se han unido para crear servicios turísticos y tienen su propio centro de interpretación: la Casa del Agua, situada en plena reserva.
Aquí te explican la importancia del lugar y por qué se encuentra resguardada. Se llevan a cabo recorridos en lancha entre los manglares y espejos de agua. www.endesu.org.mx

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El Universal.

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