Doña Lamia Guadalupe S. de 73 años, trabaja como empacadora en un supermercado de Tizimín, por desgracia, su propia familia la quiere despojar. Ya le quitaron el medidor de luz para que no tenga energía eléctrica.
Tiene su vivienda en la calle 48 por 49 y 61 del centro de Tizimín, desde toda una vida, 62 años. Su sobrinos Afredo y Saúl S; le han estado peleando la propiedad que en vida le otorgó el señor Salím S.; hermano de doña Lamia, cuya última voluntad del finado fue dejar vivir a su hermana ahí en la casa de su infancia.
El asunto ha transcendido, no solo por el despojo que quieren hacerle de la casa; si no porque se llevaron sin su consentimiento a dos niñas, hijas de su difunto hermano que ella cuidó desde que quedaron en la orfandad; además de que padecen de sus facultades mentales.
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“El problema se originó desde hace cuatro años cuando murió mi hermano Salim, víctima de la leucemia, que también atendí hasta el último día de vida, pero antes de que el muriera, dijo a mis sobrinos que me dejaran esta casa para que yo viviera porque él (mi hermano), bien sabía que no tengo nada, pero no han querido entender y ya en una ocasión me echaron a la policía y hasta golpearon a mi hijo que padecía de ataques epilépticos.
“También, mis sobrinos vinieron a verme. Y me pidieron que firmara un documento que supuestamente, era para ver un trámite en Infonavit; pero también me dijeron que mi hermano había dejado una herencia de 50 mil pesos para mí; pero tenía que firmarles y así lo hice. Entonces, ahora me quieren sacar a la calle; por eso quiero que sepa el señor Gobernador. Que me ayude porque soy una persona de la tercera edad, a dónde me voy a ir, no tengo nada”
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Se encuentra preocupada, por la salud de sus dos sobrinas a quienes con engaños se llevaron y ella no sabe cómo están, ni dónde.